::: EN PUERTO ZAMBITO, EL ENSAYO DE UN COMPOST :::

Subtítulo: Relatos de un proyecto ambiental.
Los hechos: Talleres de compostaje, reciclaje y reforestación.

Fuente Documental: Historias de las comunidades aledañas al oleoducto Velázquez-El Sauce, en el Magdalena Medio Santandereano.

Metodología: El profesor abandona la plataforma académica, se pone el overol y las botas, revisa las herramientas y sale con la gente a dar una vuelta. Después de la conversación se rompe el hielo, se crean confianzas y queda el ánimo necesario para el trabajo.



El primer relato que recuerdo es el de Don Ramón, pues nos supo resumir lo que había pasado por esos lares durante los últimos 30 años y precisamente la pregunta inicial para todos fue: ¿cómo era esto? Suficiente para tener muchísima información, para ir al origen de las cosas, para averiguar cuándo se nos empezó a llenar de basura.



¿Cuál es la importancia del pasado? Pues el presente.
¿Quiénes vinieron?, ¿qué hicieron?, ¿qué nos dejaron?
Y Con eso, ¿qué hacemos hoy?

En el caso de Puerto Zambito, corregimiento del municipio de Cimitarra, los relatos de Ramón Melo, presidente de la junta, nos sirvieron para saber varias cosas. “Esto fue un asentamiento de negros que cortaban leña para suministrarle a los barcos de vapor”. También se supo que el lugar del caserío no era el actual, que había además un campamento de extranjeros que trabajaban para la industria del petróleo y que hoy día no se producen alimentos como antes, ni siquiera el plátano, especialmente desde que el gobierno decidió aplicar glifosato”.

Como juglar, como mago del relato, Don Ramón nombró los animales que había, lo que se sembraba, lo que se comía, las pescas milagrosas de antes y un sinnúmero de anécdotas que nos sirven para extrañar un cierto paraíso perdido, pero también para iniciar el ensayo de un compost.

El compost de una historia es el inicio de un compost real. El cuento nos introduce en una universidad alegre, espontanea en la que cada momento trae su propia lección.





Partimos del caos, de lo que no sirve, de lo que está revuelto. Entonces primero separamos lo vivo de lo muerto. Empaques plásticos de unos y de otros, evidencias del paso de la sociedad industrial por los espacios naturales. Nos queda la materia orgánica que ahora iniciará sin problemas su proceso de descomposición.





Suficiente por ahora para compostarnos. Ya los datos han quedado frescos en la cabeza de niños, adultos y ancianos. Nos movemos de nuevo al caserío y los niños toman en sus manos las herramientas. Arrancamos diciendo: “Con esto nadie se va a enriquecer de dinero, pero va a tener comida limpia, salud y dignidad, suficiente riqueza en medio de la pobreza a la que nos condenamos cuando ya el dinero no sirve ni siquiera para tener salud”.





Se habla de las normas estrictas que empezarán a aplicarse para quienes contaminen, desde botar una basura en adelante. Nos viene entonces la vocación de la pedagogía para educar al niño hoy y no reprenderlo mañana.




Y así, en Puerto Zambito, como en las otras 15 comunidades en donde este proyecto se instaló, la invitación fue la del buen compostamiento, hoy desde el Magdalena Medio, mañana desde cualquier compost del mundo.

1 comentario:

Heyner Mancera Rincón capitalambiental@gmail.com dijo...

EXCELENTE EXPERIENCIA. ES LA MEJOR MANERA DE MANEJAR LAS BASURAS ORGANICAS. BUEN EJEMPLO