COMPOSTANDO-NOS

por: Javier



Qué: El ensayo de un compost.
Quién: Otto y sus secuaces.
Cómo: Compostándonos bien.
Dónde: Hoy en la Niebla, mañana desde cualquier compost del mundo.
Cuándo: Cuando tu mente quiera dominar el cuerpo de la tierra.

El ensayo de un compost, es definitivamente más que residuos vegetales y su conversión a sustrato fértil para siembras y cosechas.

El abono que fabricamos en este ensayo llegará a nuestras eras, de allí a nuestras mentes y con la debida oxigenación se convertirá en pensamientos.

En este compost se condensan los ingredientes de ánimo elaborados y aplicados por cada asistente, por la suma de los ánimos en nuestra colectividad, haciendo sustratos de principios, conceptos, ideas y planes, hasta una estrategia de la vida una vez más.

Hoy, el 26, tuve la maravillosa compañía de 2 Uwa. Digo maravillosa, por lo que estas personas significan para mi compost espiritual, porque gozo de su calma estable, su compañía y especialmente de su risa.

Así que nos compostamos bien. Mascamos coca, volteamos el suelo y le sembramos algunas maticas iniciadas en Crezcol.

La agricultura.

¿Cómo hacerla? Como se hace toda cultura. Con culto.

Es decir, toca hacer varias cosas y estas cosas toman un cierto rigor, una calma o una urgencia, porque se trata de la vida, mejor dicho de las vidas, de muchas vidas. Se trata de una gota de agua y un gramo de suelo.

Agua y suelo son un continente importante. En ellos se contiene la vida. ¿Saben ustedes que en un gramo de suelo o una gota de agua pueden existir millones de seres vivos?
Si volvemos a lo que nos preocupa, del suelo y el agua, es decir, su fertilidad, llegaremos a los alimentos que de esta mezcla saldrán; el hecho de que en un gramo o una gota habrá millones de vidas que trabajarán para nuestra vida, la tuya, la mía.

Es posible que antes que tú, algún animalito o microorganismo vea la oportunidad de ese alimento y lo quiera aprovechar. Entonces se vuelve una plaga para ti.

Si eres un sabedor y haz rodeado tus gramos de suelo, los haz observado y trabajado, si los haz valorado en realidad, haz de saber que no solo a ti te atrae semejante oportunidad, que tu serás simbiosis con muchos elementos, pero que también harás de predador cuando te quieran arrebatar tus frutos.

Ensayo de un compost es poner los pies en la tierra o en el charco, es decir, fango, agua.
Botarse ansioso con un azadón, pero la ansiedad no puede ser mayor a los plazos del beneficio. Es decir, si quieres repollo te tocará esperar unos noventa días.

Aprovecho para decir, “El que no invierte un huevo, no saca un repollo”.
Y así, de la ansiedad a la calma, de huevo en huevo, de repollo en repollo llegaremos al reino de las cocinas, que desde el Neolítico hasta Neruda y de Neruda hasta nuestros días ofrece la maravilla de un delicioso olor, del calor de un fogón y de la humanidad reunida.

Hemos hablado muchas horas con Otto.
No se cuántas, igual que no se cuántos picazos se tiran en una era.
No se cuántas veces habré dicho Red Palmas y ahora solo quiere decirlo una vez.
Cada uno en lo de cada uno.

Una serie de frases importantes que se vinieron metiendo en nuestras vidas y nos dejaron definitivamente transformados.

Recuerdos de acción. Sentimientos. Oportunidades de grueso calibre.

Y aquí estamos, igual de ricos, igual de pobres, con un planeta que no espera nada, pero que puede recibirlo todo.

De nuestra actitud, de lo que llamamos hechos, de lo que podemos ser mientras estamos, de lo que seremos en este gran compost universal que nos tocó vivir y mañana aunque ya no estemos en esta forma corporal y espiritual, lo haremos en nuestros hijos, en la genética que nos reemplazará, en la tierra, como elementos mayores y menores.

Aquí en Santander “mucho lo peliones” y aprovecho para compostar este aspecto de mi vida que ha hecho tan infructífero mi sustrato en tantas ocasiones.

Llevo algunos días escribiendo mis ideas, pero no me da. Me atormento. A veces lo suelto y ya no recuerdo lo que escribí. Pocas veces lo leo, pero cuando lo hago, a veces me agrada para los demás y a veces aunque me agrade para mí, lo anulo, porque no quiero nunca que les llegue a los demás.

Como parte de este compost que traigo en la cabeza, le he preguntado a mi madre qué piensa de Ensayo de un compost.

Me ha dicho que le gustaría encontrar más información. Cómo hacerlo. Una especie de paso a paso. Le he dicho que la pregunta va más allá. Que si ella se siente parte del ensayo de un compost. Dice que no, que realmente se siente lejos.

Este periodismo lo hago ahora mismo en un apartamento en el que ya me agobia la claustrofobia, pero estoy recordando una propuesta que hice alguna vez. Se llama, “la historia según mi abuelo”. Es periodismo sin salir de casa.

Mi madre dice que el mejor compost se puede hacer desde el niño. Yo estoy de acuerdo. Pero no solo desde los niños tiernos de la edad. También desde el niño que vive hasta en el más cucho de los viejos.

¿cuál niño?
Tu niño.
Le he preguntado a Ayokú si él siente tristeza. Yo le creo que no. A él casi no le llega eso.
El volumen de esta idea depende de la cantidad de picasos, de la cantidad de personas, de la calidad de la sinceridad.

Depende definitivamente de muchas cosas.
Ya que he involucrado a mi madre en esta pequeña entrevista, también habré de resolver tantas dudas que su cabeza guarda sobre mí, sobre este proceso que definitivamente llamaré comportamiento.

Ensayo de un compost es sobre la calidad de vida y esto tiene que ver todo con nuestros pensamientos.

Hace unos meses hablé con un amigo que me decía sorprendido. “Mano, la mente domina al cuerpo y estoy en esa lucha”. Los otros amigos se burlaban porque eso es simple, sencillo, lo sabe cualquiera. Pero para él la profundidad estaba en el hecho de mirarse al espejo y poderse decir definitivamente: “la mente domina el cuerpo”.

La mente domina el suelo, que es el cuerpo de la tierra, este cuerpo en el que habitan los miles y millones de microorganismos.

¿Qué haremos con este cuerpo? ¿lo dominaremos?
O diremos como el periodista que acusa la naturaleza de inclemente (“Pero la inclemente lluvia no cesó en toda la noche”) sin saber que este “inclemente efecto” es el de su propio cuerpo -de la tierra-, ya tembleco, enfermo.

¿Nos quedan pensamientos efectivos para este cuerpo? ¿Le queda mente a este cuerpo que llamamos tierra? ¿Qué harán estas mentes con sus cuerpos?
Preguntas estas y otras que vendrán para “Ensayo de un compost”.

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