::: Otro día de camello en el proceso de compostaje :::



Nuevamente nos reunimos en la plaza guarín para subir a camellar en el compostaje de la niebla, como siempre llegamos un poco tarde de la hora acordada pero con muchas las ganas y la energía suficiente como para seguir recogiendo hojas y voltear el compost.

Lo primero que hicimos fue hacer la vaca par comprar el mercado del almuerzo, una vez comprada las cosas nos dedicamos a regatear el precio del pasaje, pero en una de esas apareció don Juan Manuel quien estaba comprando algunas cosas para el restaurante y nos pegó el aventón a algunos. El resto de personas nos metimos en un Renault 12 es decir que nos subimos 7 personas en ese carro, en el preciso momento en el que nos subimos y pudimos acomodarnos, entendimos el truco de los payasos en un Wolkswagen.

Después de muchas piernas dormidas y varios calambres, llegamos al Km. 12 y aprovechamos el pequeño trayecto que hay de allí al restaurante para estirar las piernas.

Cuando llegamos el primer grupo estaba en el bosque descansando y riéndose un poco –no se porque-, Otto ya había conseguido las herramientas y solo quedaba hacer el plan del día, mejor dicho la tarde. Se decidió que debíamos continuar con la recolección de la materia orgánica de la zanja que apropósito, un pequeño tramo nos ha dado mucho compost, o sea que es cierto lo que dicen por ahí, que a veces la plata está por ahí botada y solo es recogerla.

Entonces el parche se dividió en dos partes, uno de recolección y otro de volteo.

El montón de compost ya tenía el núcleo caliente, cuando uno clavaba el azadón para voltear y homogeneizar la mezcla, salía vaporcito y se sentía caliente al tacto, hasta dijimos que el agrogym ya tenía hasta sauna. Además de voltear el compost, seguimos con el proceso de agregarle roca fosfórica y melaza. El volteo fue duro pero muy bueno para fortalecer el sistema cardiovascular, sacar pectorales y fortalecer los tríceps.

Como siempre nos volvimos a encontrar otro alacrán, y eso nos sirvió para saber la manera de cómo hacer trotar a una amiga, eso apenas lo vio salió en carrera, y un amigo malicioso lo cogió en un rastrillo y salio detrás de ella, eso ni un atleta nigeriano corría tanto como ella.

Otro de los animales que encontramos fue un gallo hippie, con cierto aire setentero, esas mechas que tenía ese animal le daba un gran sexapple o sexapil que llaman, su aren de gallinas lo rodeaban y de una manera muy cariñosa lo espulgaban y le ordenaban la frondosa melena.

El almuerzo estuvo delicioso, el bofe, el hígado, la chunchulla, el corazón y el resto de vísceras que se me van de la cabeza, quedaron bien ricos, ni que hablar de la ensalada que la señora que cocina en el restaurante nos hizo y el arroz con jengibre que una de nuestras amigas trajo.

Después de reposar el almuerzo, nos dedicamos a acabar de voltear el compostaje y luego armar otro montón con la materia orgánica recolectada, o sea que tenemos dos montones ya en proceso de compostaje.

Como el trabajo estaba pesado tocó tomar un descanso y refrescar las gargantas con una pola bien helada.

Aprovechamos las aptitudes leñadoras del amigo de la bicicleta para quitar de la zanja un tronco, eso en la foto que tome no se veía ni el hacha. La idea es llenar de compost el tronco y sembrarle algo, aún no hemos decidido que, si orquídeas u otra cosa.

Como no todo es trabajo y la lluvia no dejaba acabar con el oficio, nos fuimos para el restaurante a descansar un rato, don Juan Manuel quedó tan contento y está tan optimista con el trabajo hecho que nos gastó dos rondas de pola que tomamos con mucha alegría, y además de eso nos presento una propuesta para diseñar unos senderos para una parte del bosque de su finca que va desde la niebla hasta el Km. 6 vía a Cúcuta.

Ya oscureciendo bajamos a píe hasta Bucaramanga, contentos de continuar con el proceso de compostaje y con las ganas de que esté rápido para sembrar una hortalizas.

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